Ese día no hubo pastel, pero sí abrazos, felicitaciones y compañía. “Se acordaron de mí y me hicieron sentir importante”.
Joaquín Cerón tenía 22 años cuando vivió, por primera vez dentro del campus, una celebración de cumpleaños acompañado. Ese momento, de acuerdo con Joaquín, es uno de los más memorables en su paso por el Tec de Monterrey.
Egresado de la carrera de Ingeniería en Innovación y Desarrollo en campus Puebla, enfrentó dificultades académicas y sociales desde los primeros semestres ya que está diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista (TEA).
“Me costaba mucho aplicar los conceptos en trabajos y exámenes. No tenía amigos porque se me dificultaba relacionarme con mis compañeros. Me sentía frustrado, abrumado y aislado”, recuerda.
La situación cambió en su quinto semestre, a finales de 2020, cuando se integró al programa Surfeando la Neurodiversidad, implementado por el área de Bienestar Estudiantil del Tecnológico de Monterrey.

Acompañamiento académico y social
Surfeando la Neurodiversidad es un programa dirigido a estudiantes con un diagnóstico oficial de Trastorno del Espectro Autista (TEA), como el caso de Joaquín.
Cada estudiante es apoyado por un equipo de acompañamiento conformado por 2 alumnos entrenados en mentoría entre pares: uno con enfoque académico y otro con enfoque social.
Los estudiantes acompañantes reciben previamente un Diplomado de Mentoría entre Pares (PEER) y son conocidos como surfers, explica Blanca Rivera, directora de Mentoría y Bienestar Estudiantil en el Tec campus Puebla.
“Tuve 2 tipos de surfers, uno académico que me ayudaba con tareas y dudas escolares, y otro social, con quien podía hablar, sentirme acompañado y más tranquilo”, cuenta Joaquín.
Durante 4 semestres se reunió regularmente con sus surfers. Juan Carlos lo apoyó en la parte académica, mientras que Juliana, Rogelio y Alejandro lo acompañaron en el aspecto social.
Las sesiones incluían espacios para resolver dudas sobre las materias, conversar o compartir tiempo en cafeterías o actividades del campus.
Parte del acompañamiento se enfocaba en gestionar momentos de ansiedad o sobrecarga emocional. Joaquín recuerda que, en fases de preocupación, sus surfers ofrecían un espacio para hablar y organizar ideas.
“Gracias a Alejandro, por ejemplo, cuando estaba preocupado, me sentía escuchado. Sus palabras me tranquilizaban”, relata.
Surfeando la neurodiversidad en el Tec
“El programa comenzó como piloto en el semestre agosto-diciembre de 2019 en campus Monterrey”, recuerda Grecia Tovar, gerente nacional de Bienestar Estudiantil.
“El caso inicial involucraba a un estudiante con diagnóstico del espectro autista, quien presentaba desafíos tanto académicos como sociales”. A partir de esa experiencia se desarrolló una estructura de acompañamiento que posteriormente se formalizó.
El objetivo del programa es apoyar al estudiante Neurosurfer en la gestión y el desarrollo de habilidades socioemocionales, relaciones interpersonales, responsabilidad, confianza, adaptabilidad, lenguaje y resolución de problemas.
Se pone en marcha cuando un mentor, profesor o miembro del campus identifica que un estudiante puede beneficiarse de una red de apoyo.
Desde ese momento, el área de Bienestar Estudiantil inicia un protocolo: se entrevista al estudiante, se informa a los profesores, y se establece contacto con la familia.
“No busca reducir la carga académica, sino generar condiciones más propicias para que el estudiante enfrente sus retos con menos estrés”, explica Tovar.
“Buscamos generar condiciones más propicias para que el estudiante enfrente sus retos con menos estrés”.- Grecia Tovar.
El equipo que conforma un programa de apoyo está integrado por:
- Neurosurfer: un estudiante que tiene diagnóstico de TEA, quien recibe acompañamiento social y académico
- Surfer: estudiantes graduados del programa PEER, con herramientas de comunicación, empatía, inteligencia emocional y coaching, que acompañan al neusosurfer
- Consejería emocional: equipo de consejeros Tec que proporciona apoyo y contención emocional
- Mentor estudiantil: el o la mentora estudiantil es el primer contacto del estudiante neurosurfer. Apoya al resto del equipo en el acompañamiento.
Durante el semestre se realizan sesiones de seguimiento con el estudiante, los surfers y la familia. Al finalizar, se evalúa el cumplimiento de los objetivos y se determina la continuidad del acompañamiento.
Los surfers se asignan con base en afinidades académicas y sociales. Si el estudiante cursa una carrera de ingeniería, se busca que el surfer académico tenga formación similar.
Los surfers sociales suelen participar en actividades culturales, deportivas o de liderazgo estudiantil.

Un programa que rinde frutos
Durante el periodo en que participó en el programa, el ahora EXATEC reportó una mejora en su promedio académico. En 2022 sus calificaciones rondaban entre 85 y 90; para 2023 alcanzaron promedios de 95 y 96.
El egresado de la carrera de Ingeniería en Innovación y Desarrollo también comenzó a integrarse en actividades del campus, a las que antes no asistía.
“Lo vimos asistir a su primer HiTec, disfrutar una banda en vivo, participar en eventos con luces y sonido, cosas que antes le generaban mucha ansiedad. Jugó futbolito, convivió… el cambio fue impresionante”, recuerda Blanca Rivera, directora de Mentoría y Bienestar Estudiantil en campus Puebla.
“Nunca antes había convivido con alguien en mi cumpleaños”.-Joaquín Cerón.
Una anécdota que relató Joaquín fue que en su cumpleaños número 22, cuando recibió felicitaciones y mensajes de sus surfers. “No hubo pastel, pero sí algo más importante: ellos me hicieron un espacio en su agenda. Y eso es algo que siempre voy a recordar”.
En abril de 2023 fue invitado al Symposium de Neurodiversidad organizado en el Tec campus Querétaro, donde habló sobre su experiencia en el programa.
“Antes me costaba aplicar los conceptos y me sentía abrumado. Pero con esta red de apoyo, pude avanzar y crecer”, afirma.

Surfeando la neurodiversidad ya está en 10 campus del Tec
Blanca Rivera acompañó a Joaquín desde los primeros pasos en el programa.
“Al inicio, la comunicación con Joaquín era limitada. No usaba el teléfono y respondía mensajes de forma esporádica. Su mamá fue clave para establecer el vínculo inicial”, recuerda
Durante la pandemia, el acompañamiento se dio de forma remota. Joaquín mostró interés en temas relacionados con el COVID-19, lo cual facilitó el contacto con sus surfers.
Por su parte, Grecia Tovar señala que uno de los objetivos del programa es “remover barreras para que los estudiantes puedan desplegar su potencial dentro del ambiente universitario”.
Además de beneficiar a los estudiantes acompañados, el programa también ha tenido impacto entre los surfers, quienes consideran la mentoría como una experiencia formativa.
En campus Puebla, Alejandro Alfonso Ubeto, uno de los surfers de Joaquín, recibió el Premio LIFE Borrego de Oro del Tec por su labor en el acompañamiento.
De acuerdo con las y los responsables de esta iniciativa, el funcionamiento del programa requiere la participación coordinada de estudiantes, familias, profesorado, mentores, dirección de carrera y el área de Éxito Estudiantil.
“El acompañamiento incluye aspectos académicos, pero también sociales y emocionales”, señala Blanca Rivera.
Actualmente, el programa opera en 10 campus del Tec de Monterrey y ha atendido a más de 50 estudiantes. La mayoría de los participantes han sido hombres con tendencias observadas en diagnósticos del espectro autista.

Inclusión para la construcción del futuro
Joaquín Cerón ya se graduó del Tec campus Puebla y hoy su sueño es convertirse en un líder en el campo de la investigación y el desarrollo, un innovador que proponga soluciones reales a problemas que afectan a miles de personas.
“Yo pienso que la ciencia sí es muy necesaria para el país y para el mundo”, afirma el EXATEC de Ingeniería en Innovación y Desarrollo.
Aunque aún no tiene un proyecto específico en marcha, su enfoque está en mejorar la calidad de vida de vida de las personas, ya sea a través de tecnologías que optimicen la calidad del aire, del agua o en otros aspectos clave del bienestar social.
Joaquín se visualiza aportando, desde la ciencia, a un mundo más habitable, equitativo y justo y analiza campos de desarrollo para seguir su vida profesional surfeando la neurodiversidad.

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