De niña, a la profesora del Tec Guadalajara, Paloma Barajas Álvarez, le regalaron una Navidad el Juego de Química Mi Alegría y se puso a jugar con los experimentos que venían en el paquete; ese fue su primer acercamiento a la ciencia.
Esa semilla la llevó a ser ingeniera química de profesión. Siguió con la maestría en procesos biotecnológicos en la Universidad de Guadalajara (UdeG) y luego la maestría en innovación biotecnológica, pero enfocada a la parte ambiental y química.
Pero no se detuvo ahí. Continuó con el doctorado en el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco, A.C. (CIATEJ) y su intención es aplicar sus conocimientos en el estudio de alimentos y la mejora del ambiente.
Actualmente es postdoctorante; imparte clases en la carreras de Ingeniería Química e Ingeniería en Biotecnología del Tec Guadalajara y colabora en proyectos de investigación del Laboratorio de Sostenibilidad y Cambio Climático del campus.
El Tec de Monterrey reconoció su labor docente con el Premio Profesora Inspiradora Nacional 2024, considerado el máximo galardón que otorga la institución a su facultad. La presea fue entregada solamente a ella y 3 docentes más la Reunión de Profesores.
Química: amplio panorama
Para la profesora de campus Guadalajara, en particular de la Escuela de Ingeniería y Ciencias (EIC) del Tec, no siempre fue un camino sencillo.
“En la prepa mi mamá me ayudó a ponerme en contacto con ingenieros químicos para darme cuenta qué es lo que hacían día a día. Platiqué con profesores que eran ingenieros químicos y fue lo que me encaminó”, recordó.
“Me gustaron mucho las experiencias que los profesores platicaban de los proyectos que hacían, la aplicación real de los conocimientos. Es algo que también busco generar en mis estudiantes: aplicaciones de los temas que se están viendo”, comentó.
La impulsó a estudiar química el hecho de que es buena en matemáticas. Hubo un momento en el que consideró estudiar medicina, pero pensó que no iba a tener los retos matemáticos que ella buscaba.
Le interesó de su profesión “el amplio panorama que se nos ofrece a los ingenieros químicos para trabajar desde la docencia, la investigación y hasta en la industria”, aseguró.
Primeros experimentos
En su servicio social trabajó en la extracción de un polímero a partir de las algas marinas en un laboratorio de investigación de alimentos. “Ahí empecé a involucrarme en la generación de proyectos, hacer experimentos; sí no me salían, los repetía. Empecé con las primeras experiencias con alimentos y biotecnología”.
También estuvo en colaboración con estudiantes de maestría y los apoyaban a la realización de sus experimentos. Sin embargo, durante sus posgrados llegó a cuestionarse si estaba haciendo lo correcto, si eligió bien, si era lo mejor para ella, al ver a compañeros que trabajaban en rubros diferentes.
“Entre maestría y doctorado y la vida profesional. Fue cuando empecé a dudar si fue realmente el camino correcto. El estrés, terminar la maestría o el doctorado y no tener nada seguro después”, compartió.
Pero supo recobrar la confianza; gracias al apoyo de su familia supo qué hacer. Y ya en el doctorado empezó a dar clases y le sirvió darse cuenta de que también era buena en eso.
“Nunca pensé que dar clases fuera a moverme como me mueve. Es algo que me gusta; significa una gran responsabilidad, pero a final de cuentas es como mi lugar feliz”, dijo.
Su primera clase
Ha tenido experiencia de docencia con más de 15 grupos. Pero recuerda con cariño al primero. “No había terminado el doctorado cuando se me abrió la oportunidad de empezar a dar clases de biotecnología en el Tec”.
Era 2021, durante la pandemia, todos con cubrebocas. La materia: laboratorio de procesos. “Fue un reto; primero, por la situación actual del mundo y que era la primera vez que daba clases. Tenía que acordarme de todo lo que me había gustado de mis profesores. Al final de cuentas todos salieron muy contentos por estar ahí”.
En su labor con el Laboratorio de Sostenibilidad y Cambio Climático es y profesora en la carrera de Ingeniería Química, lo que combina con las clases en Ingeniería en Biotecnología.
Para la profesora Paloma los retos ambientales “son muy importantes, porque es algo que el mundo está sufriendo y busco poner mi granito de arena para hacerlos visibles o generar una posible solución”.
“Esto es muy importante para mí, porque lo que estamos desarrollando en el proyecto se va a ver impactado directamente en el campus”, compartió.
Por el medio ambiente
Para Paloma sus investigaciones y clases significan que puede tener logros que impacten en cierta medida a las aplicaciones o a los usos de alimentos y productos que genera.
Entre algunos de sus logros, fue reconocida por diseñar una encuesta y artículo relacionado con la perspectiva de los estudiantes de biotecnología sobre la contaminación plástica. Estas publicaciones fueron presentadas en el IEEE Global Education Engineering Conference.
Participó además en el Proyecto: “Mapping Organic Waste Streams for Developing Sustainable Food and Waste Management Systems on Campus: Living Lab Perspective”, en la convocatoria Ruta Azul Challenge 2023.
Publicó artículos de investigación en revistas Q1 y Q2 y es miembro del comité revisor del XLIV Encuentro Nacional de la Academia Mexicana de Investigación y Docencia en Ingeniería Química, A.C.
“Fue una sorpresa muy, muy grata y me hizo sentir orgullosa de lo que estoy haciendo”.
“El premio significó mucho para mí. Es un impulso para seguir haciendo las cosas, darme cuenta de que lo estoy haciendo bien”, reflexionó.
Ser galardonada como Profesora Nacional Inspiradora “fue una sorpresa muy, muy grata y me hizo sentir orgullosa de lo que estoy haciendo”, aseguró.
Sobre lo que viene para ella, visualizó terminar sus proyectos actuales y desarrollar algunos nuevos: seguir en la parte de Innovación Educativa al involucrar a estudiantes para crear estrategias.
“Innovar en mis clases, seguir como profesora; También buscar la parte de internacionalización, con otras universidades y colegas. Y sin duda, seguir con los temas medioambientales o de procesamiento de alimentos”, enumeró.
Finalmente, agradeció a sus papás, pues han sido su inspiración. “Gracias a mis estudiantes y al Tec por darnos las herramientas para desarrollarnos y formar estudiantes para que sean buenas personas para el país”, concluyó la académica.
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