Con el objetivo de brindar una perspectiva crítica a la construcción de la feminidad y su relación con las humanidades, la profesora y directora del Departamento de Lenguas del Tec campus Estado de México, Nora de la Cruz, presentó su libro Duerme, cicatriz.
Uno de sus ejes centrales tiene que ver con la relación entre cuerpo, territorio y naturaleza para entender aquellos supuestos que limitan nuestra forma de hablar y coexistir en el mundo.
Teniendo como base al cuerpo como el territorio más próximo en el que se experimenta la vida, las humanidades ambientales entienden la necesidad de reconectar con los ciclos, externos e internos, que acompañan todos nuestros procesos biológicos.
De esta forma surge la escritura corporal, una filosofía donde el cuerpo se convierte en un lugar de anunciación desde el cual se narra una verdad personal que tiene alcances sociales.

Estas son 3 reflexiones de Nora de la Cruz sobre las humanidades ambientales y su relación con la escritura corporal:
1. Vida y muerte
“La vida y la muerte no son opuestos. La muerte te ayuda a arraigarte a la vida”.
Así lo expresó Nora de la Cruz, haciendo referencia que la contraparte de vivir es vivir en la monotonía, la negación del cambio y del movimiento.
Refirió que existen procesos naturales que son socialmente invisibilizados, lo cual, de acuerdo con la profesora, no favorece la continuidad social, sino que, por el contrario, convierte costumbres en estereotipos que pueden repercutir en el presente y futuro.
“La literatura es una forma de generar pensamiento. Si tú buscas construir emoción en un relato tienes que hacerlo a través del cuerpo, ese es el medio de empatía más poderoso que existe”, mencionó de la Cruz.
2. La trampa de la feminidad
“La trampa de la feminidad es que nadie, ninguna, va a ganar en el juego de tener un rol social más poderoso mientras la sociedad se estanque en sus propios ideales”.
Esta idea llega a Nora de la Cruz como el reflejo de lo que llama ‘un juego contra el patriarcado’, en el que menciona, erróneamente se ha caído en los últimos 10 años.

“Existen quienes son perfectas para ganar puntos y conseguir un respeto que ni siquiera deberíamos estar buscando conseguir.
“El juego está arreglado y es terrible. Tenemos que salir de esas dinámicas y entender que si construimos verdaderas redes de apoyo llegaremos a un entorno vivible”, expresó.
3. Lucha de poder
“En cada intercambio lingüístico está en juego el poder y las relaciones, idealmente, se basan en el diálogo”.
Bajo esta idea, de la Cruz aborda la relación del poder con las interacciones humanas y su repercusión social.
Como ejemplo señala al matrimonio como institución. Si bien para la autora esta es una relación que puede estar basada en buenos principios, representa también un riesgo en un entorno de desigualdad social.
“El matrimonio puede ser violento, no por las acciones directas de quienes son parte de él, sino por las repercusiones sociales desiguales para uno u otro lado.
“Hablando de imaginarios culturales mexicanos, las parejas no acostumbran a hablar de los desbalances de poder como el dinero y oportunidades. Es necesario ser conscientes de ello para reconocer nuestras conexiones naturales”, concluyó.
“La literatura es una forma de generar pensamiento”.
El libro Duerme, cicatriz narra la historia de Lina desde la perspectiva de lo que la autora señala como el rostro menos romántico de la feminidad, abordando la construcción personal a partir de las experiencias vividas.
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