La startup busca combatir la problemática ambiental de la quema de hojas de caña y la industria de la moda
Por Saray González | campus Santa Fe - 31/08/2023 Fotos Cortesía Larisa Delgado

Con el objetivo de aprovechar los residuos agrícolas del cultivo de la caña de azúcar, nace Sacchari, el proyecto social de estudiantes del Tec de Monterrey y el ITESO de Guadalajara.

Larisa Delgado, Ricardo Juárez y Roberto Juárez, estudiantes de Finanzas en Tec Santa Fe, Biotecnología en Tec Querétaro e Ingeniería Ambiental en el ITESO respectivamente, buscan solucionar dos problemáticas que afectan a México y el mundo: la quema de la hoja de caña y la industria de la moda.

“Lo que nosotros hacemos es recolectar la hoja de la caña para después atacar este otro gran problema, que es el de la industria de la moda, desarrollando un textil sustentable a base de la hoja, explica Roberto Juárez.

Larisa Delgado cuenta que la idea de Sacchari surge gracias a la problemática que Ricardo y Roberto han observado desde pequeños y el interés en la industria textil por parte de Larisa.

 

Equipo de Sacchari de Tec CSF

 

“Ricardo y Roberto son hermanos y durante toda su vida han tenido un acercamiento a toda esta industria de la agricultura gracias a que su papá es agricultor y por otro lado, a mí siempre me ha gustado la moda.

“Hace tiempo, yo tenía un emprendimiento que tenía que ver con moda a partir de PET con bordados hechos por artesanas, pero este era un proyecto que ya mucha gente hacía y queríamos hacer algo más innovador, utilizando la tecnología que hay hoy en día”, comenta. 

De acuerdo con Larisa Delgado, la quema de la hoja de caña es responsable de que por cada hectárea en la que se cultiva la caña, 11 toneladas de su hoja es quemada, dañando el ecosistema dentro y fuera de los cultivos.

Cada año, en el corte de este cultivo, se queman las parcelas de caña, para facilitar el corte. Nosotros lo que evitamos es esta quema, ya que es mucha materia orgánica y esto no solo afecta el aire, sino también al agricultor”, añade. 

 

“Estas start-ups son una manera de promover la empatía y la responsabilidad en la sociedad, sobre todo en los jóvenes”.- Larisa Delgado. 

 

El futuro de Sacchari

Una de las ambiciones más grandes que tiene Sacchari, es crear un textil que pueda suplir desde un 80 o hasta el 100 por ciento cualquier tipo de sintético en la ropa.

Sacchari fue recientemente una de las 6 startups finalistas del Hult Prize 2023, este concurso ha motivado al equipo a continuar su proyecto y su visión por querer transformar el mundo textil.

“El Hult Prize fue nuestra primera experiencia en cuanto a concursos, nunca habíamos presentado un pitch y había muchas cuestiones que desconocíamos.

“Creo que nuestra participación fue muy buena porque no cualquiera llega a esta etapa y pudimos ir a Boston donde quedamos dentro de los mejores seis, expresó Roberto. 

 

 

El equipo comenta que este logro es el resultado de la constancia y la determinación que le han dado al proyecto hasta ahora.

“Todos los días veíamos qué le movíamos, qué aprendíamos, qué nos faltaba. Siempre hay más cosas que puedes aprender y más gente que te pueda ayudar para poder crecer”, dice Larisa Delgado.

Actualmente, el proyecto continúa en su etapa de experimentación con el fin de que Sacchari pueda combinar la materia prima con otras características para así poder generar un mejor textil al que existe hoy en día en la industria.

“Lo primero que esperamos es ya poder terminar la etapa de experimentación y por fin tener el hilo y el textil para ponerlo en venta.

“Mientras que a largo plazo queremos darnos a conocer nacional e internacionalmente, buscando ser una empresa que logre inspirar e impacta a más personas acerca de estos temas como el consumo y la producción”, menciona la estudiante Finanzas.

 

Sacchari, equipo finalista del Hult Prize

 

Por último, el equipo de la startup comparte la importancia de crear este tipo de iniciativas.

“Es una manera de promover la empatía y la responsabilidad en la sociedad, sobre todo en los jóvenes, además de educarnos sobre lo que está pasando en el mundo. 

“Esto también ayuda a que los jóvenes puedan salir de su zona de confort y se den cuenta de que tienen que dar un paso más, para poder seguir creciendo y seguir aprendiendo, finaliza Larisa.



 

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