X-Chair, una silla de ruedas controlada con ondas cerebrales, posiciona a estudiantes del Tec campus Puebla entre los finalistas del Xignus Challenge 2025
Por Rafael Torres | Campus Puebla - 09/06/2025 Fotos Valentina Núñez

En solo 9 semanas, un equipo de estudiantes de Ingeniería en Mecatrónica del Tecnológico de Monterrey campus Puebla desarrolló un prototipo funcional de una silla de ruedas que puede controlarse a través de ondas cerebrales.

El proyecto, llamado X-Chair, avanzó hasta la etapa final del Xignus Challenge 2025, un concurso nacional de innovación tecnológica y emprendimiento.

Alberto Diaz, Cristian Contreras, Daniel Mungía y Eduardo Zárate son los integrantes del equipo y relataron que la competencia fue una experiencia transformadora. "Nunca había vivido el estrés de tener que venderle una idea a alguien", compartió Cristian, quien destacó la importancia de aprender a comunicar proyectos técnicos con impacto social.

Durante la competencia, el equipo tuvo la oportunidad de fortalecer su discurso, modelo de negocios y estrategia de presentación, al tiempo que establecían redes con otros equipos y expertos. "Nos dimos cuenta de que no estamos solos, que hay muchas personas buscando generar un cambio", agregó Eduardo.

 

Alberto Diaz, Cristian Contreras, Daniel Mungía y Eduardo Zárate trabajando. Foto de: Valentina Núñez
Alberto Diaz, Cristian Contreras, Daniel Mungía y Eduardo Zárate trabajando

 

El origen de X-Chair

La iniciativa nació como proyecto final de carrera, dentro del curso de Sistemas Mecatrónicos. Los estudiantes decidieron abordar el problema de la falta de opciones de movilidad para personas con cuadriplejia o movilidad extremadamente reducida.

"Queríamos que nuestro proyecto tuviera un enfoque social", explicó Alberto. "Nos preguntamos: ¿qué pasaría si alguien pudiera mover una silla de ruedas solo con la mente?". La idea fue validada con expertos, incluyendo a profesoras del Tec y especialistas en neurociencia, antes de convertirse en prototipo.

Apoyados por su mentora, la profesora Debbie Hernández, los estudiantes investigaron a fondo sobre discapacidad motriz, empatizaron con usuarios potenciales y definieron su público meta. "Desde el inicio hubo una preocupación genuina por no caer en desinformación ni en sesgos", comentó Hernández.

 

 

De la idea al prototipo: cómo desarrollaron la silla en solo 9 semanas

El desarrollo de X-Chair comenzó con un prototipo a escala impreso en 3D, validado en laboratorio. Tras comprobar que la idea era viable, accedieron a una silla de ruedas real mediante el Departamento de Mecatrónica. El sistema fue ensamblado e integrado a partir de tecnologías comerciales y programación propia.

El reto técnico más complejo fue procesar señales cerebrales reales. "Tuvimos que entender cómo funcionan las ondas cerebrales, cómo distinguir entre gestos inconscientes y movimientos voluntarios", explicó Cristian.

Además, debieron resolver retos de conectividad, calibración de motores y compatibilidad entre dispositivos.

El proyecto contó con el apoyo del Innovaction Gym y el Instituo de Emprendimiento Eugenio Garza Lagüera, donde recibieron mentorías, contactos institucionales, acceso a laboratorios y apoyo de investigadoras.

También colaboraron con expertos del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y de la Universidad de Navarra.

 

Primer diseño de la X-Chair. Foto de: Valentina Núñez
Primer prototipo de la silla

 

La tecnología detrás del movimiento

X-Chair utiliza una interfaz cerebro-computadora basada en el dispositivo Muse 2, que capta señales electroencefalográficas a través de 4 sensores colocados en la frente y en las sienes. Las señales, que responden a gestos como levantar las cejas o guiñar un ojo, se procesan mediante un código en Python que las traduce en comandos.

Estos comandos son enviados a un Arduino Uno R4 WiFi, el cual activa los motores de la silla. Cada gesto corresponde a un comando: avanzar, girar a la izquierda o derecha. El sistema incluye filtros de señal para distinguir acciones conscientes y minimizar interferencias.

"Diseñamos un sistema que se adapta a cada usuario", explicó Debbie Hernández. La calibración personalizada y el entrenamiento del usuario son clave para lograr una precisión cercana al 85%. Además, ajustaron la velocidad y la sensibilidad de los motores para que los usuarios se sintieran cómodos y seguros.

 

Motor de la X-Chair. Foto de: Valentina Núñez
Motor de la X chair

 

Devolver la autonomía a través de la tecnología

X-Chair está diseñada para personas que no pueden utilizar controles manuales, y busca devolverles independencia mediante el control mental. "Queremos ayudar a quienes han sido invisibilizados por la tecnología tradicional", afirmó Eduardo.

Uno de los momentos más significativos para el equipo fue cuando el profesor Alejandro Yunes, quien vive con discapacidad motriz, probó la silla. "Verlo moverse de forma autónoma, sin asistencia, fue conmovedor para él y para nosotros", relató Cristian.

Hasta ahora, las reacciones han sido positivas, tanto de usuarios como de familiares. El proyecto ha generado esperanza y ha abierto posibilidades de colaboración con instituciones médicas. El equipo continúa en fase de validación y aspira a escalar el sistema para su aplicación en hospitales, centros de rehabilitación y hogares.

"Este proyecto empezó como una idea loca. Hoy es una esperanza real para muchas personas", concluyó Alberto Díaz.

 

"Queríamos que nuestro proyecto tuviera un enfoque social y pensamos: ¿qué pasaría si alguien pudiera mover una silla de ruedas solo con la mente?".- Alberto Diaz

 

 

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