Desde muy pequeño, Diego Alejos convirtió cada emoción en color, movimiento o sonido. Al día de hoy canta, pinta, baila, compone, ilustra y hasta diseña joyería artesanal.
A los 18 años, su universo artístico abarca casi todas las formas de expresión posibles.
En VIBRART 2025, el festival nacional de arte del Tec de Monterrey, ganó el primer lugar en la Final del Festival de la Canción, donde también obtuvo los premios a Mejor Letra, Mejor Música y Mejor Interpretación Vocal.
Además, presentó una ilustración y participó en una coreografía grupal. Ambas disciplinas ya le habían dado primeros lugares en ediciones anteriores del festival.
Estos triunfos no son casualidad. Su camino comenzó entre plumones de colores, inspirado por las películas que veía con su familia. Lo que inició como un juego se convirtió en una necesidad de expresión constante.

Entre plumones de colores y el piano
El primer acercamiento que Diego tuvo con el arte fue a través del ánime y películas que veía con su familia.
"Me marcaron películas como El viaje de Chihiro, Frida, Arráncame la vida y series como Candy Candy y Sailor Moon".
Fue justo eso lo que comenzó a dibujar con plumones de colores: calaveras mexicanas, flores, figuras femeninas como Sailor Moon o Alicia en el País de las Maravillas.
Después vino el piano. Su madre lo inscribió como una actividad cultural más, pero fue su profesora quien notó algo especial.
Diego tenía un talento natural para improvisar melodías, incluso sin conocimientos formales de música. Y le recomendó meterlo en un escuela formal de música.
A partir de ahí, las disciplinas llegaron una tras otra: guitarra, canto, ilustración digital, composición, modelado de arcilla, joyería artesanal y baile.
En lugar de especializarse en una sola, Diego optó por integrarlas todas como parte de un mismo lenguaje artístico.
“Cuando creo, no pienso en si va a ser una canción o una pintura. Primero viene la emoción, y después descubro cómo quiere salir”.
“Cuando creo, no pienso en si va a ser una canción o una pintura. Primero viene la emoción, y después descubro cómo quiere salir”.

Todo a color
Para Diego, el arte no es un pasatiempo, sino una necesidad, asegura.
Durante la pandemia, encontró en la pintura un refugio emocional que lo ayudó a reconectar consigo mismo y con el mundo, justo cuando todo parecía haberse detenido.
Afinó su estilo, aunque siempre fiel a su sello personal desde la infancia: el uso del color.
Él mismo lo refleja en lo que viste. Su ya icónico paliacate rojo, que lleva en cada presentación, se ha convertido en símbolo de su identidad artística:
“Es mi marca personal. Cada vez que me lo pongo, siento que estoy listo para ser yo mismo”.
Fue también en esa etapa cuando comenzó a explorar la ilustración digital. Uno de sus primeros encargos fue la obra La Reina de Oros, inspirada en el tarot, la feminidad y lo simbólico.
La pieza, que realizó para su hermano, tarotista y poeta, no solo obtuvo el segundo lugar nacional en Artes Visuales en VIBRART 2024, sino que también fue publicada en el libro Poetarot.
Desde entonces, los símbolos del tarot se han vuelto parte constante en su obra gráfica.
Este año, por ejemplo, participó con una ilustración basada en la carta de la Justicia, a la que fusionó con imágenes de la lucha feminista: ojos vendados, espada en mano y un mensaje visual de unión y resistencia frente a la violencia.
“El arte no es solo una manera de expresar lo que sientes. Es una forma de cambiar el mundo”.
Pero Diego no se queda solo en el lienzo.
Ha creado una línea de joyería en arcilla para uso personal, ha intervenido su propio clóset con pintura, y ha convertido su habitación en una pequeña galería donde cada rincón cuenta una historia: flores, personajes, tradiciones, colores y raíces que habitan su universo creativo.
"Me gusta que todo lo que me rodea me inspire".
“El arte no es solo una manera de expresar lo que sientes. Es una forma de cambiar el mundo”.

Entre el movimiento y la música
El camino musical de Diego Alejos ha evolucionado notablemente desde sus primeros recitales de piano.
Con el tiempo, aprendió guitarra, comenzó a sintetizar sonidos en su tableta iPad y a experimentar con la composición de manera autodidacta.
"La canción con la que participé en VIBRART no es la primera que compongo; antes de esa hay un montón con acordes imperfectos".
Sus letras exploran temas como el amor idealizado, el duelo, la aceptación y esa montaña rusa emocional que es la adolescencia.
“Cada canción, cada pintura, cada pieza es una parte de mí, y si no sigo, se me apaga el alma”.
El sueño, la canción con la que ganó el primer lugar nacional en la categoría de Canción en VIBRART 2025, nació a partir de una historia de amor efímera y un sueño vívido que lo inspiró por completo.
La pieza se convirtió en una exploración íntima sobre las ilusiones y los desengaños.
Su interpretación —solo voz y guitarra— terminó por conquistar tanto al público como al jurado.
Con el baile, su historia es distinta. Aunque ha bailado desde siempre, y perfeccionó su técnica en clases de teatro y danza contemporánea, nunca había tenido la oportunidad de presentarse en esa disciplina.
"Siempre quise cantar y bailar, pero no se había dado. Esta edición de VIBRART fue especial: un amigo del campus me invitó a subir al escenario con él. Me dijo: 'Confío en ti'... y eso lo cambió todo."
“Cada canción, cada pintura, cada pieza es una parte de mí, y si no sigo, se me apaga el alma”.
Que lo que haga le diga a alguien: No estás solo
Recién egresado de preparatoria, Diego ya se prepara para estudiar Arte Digital y Animación en el Tec de Monterrey.
Su objetivo: unir lo visual, lo sonoro y lo emocional en un mismo universo.
“Quiero poner en alto a mi país, a mi familia, a mis raíces. No solo quiero hacer arte por hacer arte. Quiero que lo que haga le diga a alguien: ‘No estás solo’".
Y espera que durante la carrera se siga desarrollando en todas las demás áreas y por qué no, aprender otras formas de contar historias.
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