Jorge Hernández estudia Diseño Industrial en el Tec Guadalajara y vive la experiencia de ser jugador de futbol americano del campus. Ahora, sus compañeros lo ven como el motor de la camaradería del equipo.
Por Alejadrina Torres y Carlos González | CAMPUS GUADALAJARA - 16/06/2021 Fotos Cortesía

En una de las pruebas, al comenzar el esfuerzo y moverme hacia adelante se rompieron los tachones (calzado deportivo), pero seguí y seguí; empujé hasta mover el equipo y eso impresionó al coach”, dijo Jorge Hernández, jugador de Borregos Guadalajara.

Era el momento clave del reclutamiento para competir por una beca deportiva. El ejercicio consistía en empujar el equipamiento y demostrar la fuerza para bloquear al rival.

Como él, había muchos jugadores de preparatoria para mostrar su talento y ser elegidos para jugar futbol americano en la universidad y estudiar en diversas ciudades.

Esa decisión de no parar, no detenerse ante los obstáculos, lo llevó a ser elegido por Borregos Guadalajara, pues le ofrecieron una beca para ser parte del equipo.

Y así, se convirtió en linebacker en Borregos. Ahora, según sus compañeros, es el motor del buen ambiente del equipo. Esa camaradería lo impulsa también en sus estudios y lo complementa con sus 16 años como jugador.

 

Jorge Hernández, jugador de futbol americano del Tec Guadalajara y estudiante de Diseño Industrial, comparte cómo es ser parte del equipo.

 

“A mi mamá le daba miedo que me lastimara”

"Empecé a jugar desde los 6 años. Un tío y mi primo me insistían que intentara el futbol americano, pero a mi mamá le daba miedo que me lastimara", recordó Jorge Hernández, alumno de Diseño Industrial (LDI).

Ya jugaba soccer a esa edad y su mamá prefería que siguiera con eso. Pensaba que era menos riesgoso. Pero Jorge insistió durante 2 largos meses y la convenció: intentaron el futbol americano.

Quizás aún con dudas, su mamá se animó por fin a llevarlo a un equipo. “Iba nervioso… Pero llegué al entrenamiento y desde el primer día me empezó a gustar el americano y pedí volver”, expresó.

Se enamoró desde chico de la adrenalina que se descarga antes de cada jugada y destacó que eso precisamente le ha ayudado a vencer algunos miedos aún como universitario.

Desde los 13 años escuchaba hablar de los Borregos, los jugadores del Tec de Monterrey. Y siempre me llamó mucho la atención. Quería ser parte de esa convivencia en la cancha y fuera de ellaPensé: me encantaría vivir esa experiencia, agregó Jorge.

Y así empezó su camino en el emparrillado. Esa decisión que tomó de niño lo llevó a varios equipos en su adolescencia y 12 años después a ser elegido por Borregos Guadalajara en aquel reclutamiento.

 

"Te ayudan tus compañeros, te animan para que sigas adelante”.

 

Adaptación para vivir el sueño

Se convirtió entonces en uno de los linebackers del equipo Borregos Guadalajara. “Me gustó mucho la posibilidad de conocer Guadalajara e iniciar esta experiencia desde cero”, describió.

Pero no todo fue fácil. Al principio hay que adaptarse a la rutina, señaló el jugador. Y es que cuando están en temporada normal entrenan 2 veces al día, por la mañana y en la tarde.

Aún en pretemporada hay entrenamiento diario y sesiones de gimnasio muy temprano. Pero el ahora universitario comentó que esta disciplina le ayuda también en su carrera.

“Luego de adaptarme, tuve tiempo de terminar tareas un poco antes cada día y organizar el tiempo para que no se cruce con los entrenamientos”, aclaró el alumno de séptimo semestre.

Al final de su año de novato en Borregos Guadalajara, el equipo de coaches le reconoció su carácter y fuerza de voluntad, por no dejarse vencer ante las dificultades. “No para”, exclamaron.

 

El Estadio La Fortaleza Azul del Tec, campus Guadalajara.
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“A veces quieres tirar la toalla”

Más allá de la disciplina, el joven jugador comentó que ahora para él es clave el compañerismo de su equipo, pues esto lo anima a seguir adelante en todo.

“Hay muchas veces que uno está cansado y quieres tirar la toalla… Pero ahí es cuando te ayudan tus compañeros; te animan para que sigas adelante”, agregó.

Describió que cuando ven una situación así en alguien del equipo los demás jugadores se acercan. Escuchan a la persona y comentan su propia experiencia o consejos para resolverlo.

“Los jugadores somos muy apegados… Siendo parte del equipo se busca que haya confianza y cierta hermandad ante todo; es como estarnos protegiendo el uno al otro”, añadió.

Esa convivencia en Borregos Guadalajara lo impulsa de varias formas: cada día en sus estudios de ingeniería industrial, pero también para ser mejor como deportista y ejemplo para nuevos estudiantes.

Y todo eso, afirmó, se contagia durante los partidos, pues “hay un muy buen ambiente; se siente la vibra; no sólo en lo que los jugadores vivimos en la cancha, también en la tribuna”.

Aunque en Jalisco todavía está creciendo el gusto por el futbol americano y el ambiente en los partidos, “en la gente que va y entre nosotros se siente muy buena vibra”, dijo.

El estudiante de LDI afirmó que todas estas experiencias, como la convivencia con sus compañeros de equipo y la interacción con el público, son la base para lograr sus metas y seguir motivado.

El miembro del equipo defensivo de Borregos Guadalajara resaltó que estas emociones las vive desde que pisó por primera vez un estadio como parte del equipo del campus.

“Mi primer partido fue en Aguascalientes. Mis compañeros que eran más grandes que yo y tenían más experiencia. Me alentaban con sus palabras, emoción y la adrenalina de la primera jugada, subrayó.  

 

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¡No hay excusas!: “entrenar con garrafones y arena”

Con la llegada del Covid-19, el equipo de fútbol americano tuvo que ser creativo para seguir desde casa con su entrenamiento habitual.

“Cuando inició teníamos juntas virtuales y si podías encontrar un gimnasio o equipo particular en donde entrenar, tenías que mandar evidencia que estabas haciendo eso.

“Conforme pasó el tiempo encontramos formas alternativas para entrenar y mantenernos en forma y no perder fuerza muscular", detalló el jugador.

“Usamos durante meses garrafones llenos de arena para seguir entrenando y que no hubiera excusa para no estar en forma”, describió el alumno del campus Guadalajara.

 

De vuelta a la cancha

En ese periodo en el que entrenaban en casa con garrafones debido a la pandemia no sabían cuando podrían volver a entrenar o a jugar un partido de preparación o de temporada oficial.

No teníamos idea de lo que iba a pasar, pero continuamos preparándonos para estar listos para lo que viniera”, complementó.

Y ese esfuerzo rindió frutos, porque más adelante, en marzo 2021 pudieron comenzar gradualemente a reactivar los entrenamientos en campus.

Los Borregos Guadalajara volvieron a la cancha para acondicionamiento físico presencial debido a la reapertura consciente y voluntaria en campus.

Después de más de un año en formato remoto, Jorge expresó que se encuentra motivado y aprovecha al máximo el tiempo con sus compañeros para cultivar aún más el buen ambiente.

“Me da un respiro poder ir a entrenar al campus, pisar la cancha y hacer las actividades, pero sobre todo volver a interactuar con mis compañeros y ver que la camaradería sigue ahí”, agregó. 

Así, de la misma manera que sus compañeros antes que él, Jorge espera convertirse en un jugador que aliente a otros jóvenes atletas en la búsqueda de alcanzar su sueño.

Pertenecer al equipo y toda la experiencia es una etapa única”, concluyó. Y en lo profesional espera enfocarse en el área de diseño visual ya que egrese de LDI.

“Mas que nada espero ser un buen ejemplo para las futuras generaciones que vayan entrando. Predicar con el ejemplo lo mejor posible”, finalizó Hernández.         

Gracias a que se mantuvieron en forma, Borregos Guadalajara se pudo sumar para ser parte por primera vez de la temporada de la Liga ONEFA en 2021.

 

   

 

 

 

 

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