A los 9 años, Ana Cristina Castro se puso como objetivo competir en unos Juegos Olímpicos, y aunque su sueño era hacerlo como atleta seleccionada en gimnasia, la joven egresada del Tec cumplió con su anhelo de una manera distinta.
Lesiones, el dar clases a niñas pequeñas y un viaje a París como parte de un intercambio escolar, dieron forma a ese camino que la llevó a la meta de estar en una justa veraniega y asistir como coordinadora de gimnasia en París 2024.
“Para cualquier atleta de alto rendimiento ir a unos Juegos Olímpicos es un sueño, el objetivo para lo que te preparas durante muchísimo tiempo”, compartió.
Egresada de la Licenciatura en Estrategia y Transformación de Negocios en campus Monterrey, Ana Cristina se involucró en la gimnasia desde que tenía 2 años en su natal Coahuila.
“Mi plan de vida era prepararme para ser gimnasta profesional. Participé en competencias regionales, estatales hasta llegar a Olimpiadas Nacionales en las que gané las primeras medallas para Coahuila, algo que nunca había pasado”, relató.
Sin embargo, la misma exigencia del deporte la llevó a enfrentar diversas lesiones que la obligarían a tomar una difícil decisión, abandonar la gimnasia.
“Todo iba muy bien, estaba ganando competencias, llevaba una rutina de entrenamientos muy fuerte, pero entonces comencé a tener muchas lesiones.
“Me operaron de una rodilla, tuve muchísimos esguinces en los pies, incluso llegué a romperme los dientes, fue una etapa muy difícil, sobre todo porque en ese entonces también estaba llegando el momento de entrar a la universidad”, detalló.
"Mi labor en París era coordinar 2 gimnasios para entrenamientos, tenía que hablar con las delegaciones y los atletas".
Fue en el 2019 que Ana Cristina competiría en su última Olimpiada Nacional para retirarse formalmente de la disciplina.
“Fue muy duro dejar de ser gimnasta, porque nunca te preparan para la vida después de que renuncias a una pasión.
“Sin embargo, algo positivo llegó después, porque encontré la oportunidad de dar clases de gimnasia a niñas pequeñas, eso me devolvió el amor por el deporte”, explicó.
El camino a los Juegos Olímpicos de París
Ya como estudiante en campus Monterrey, un intercambio académico a la ciudad de París, reavivaría en Ana Cristina la ilusión de ser parte de unos Juegos Olímpicos.
“En enero de 2023 me fui de intercambio a la Universidad IÉSEG en París y recuerdo mucho que toda la ciudad ya se estaba preparando para los Olímpicos, sentí que ese era mi momento para cumplir mi sueño.
“Comencé aplicando para ser voluntaria en el evento, pero me di cuenta de que no era tan fácil, el proceso era muy difícil y en la primera selección quedé como sustituta de voluntaria”, mencionó.
Inconforme con ese primer resultado, la EXATEC se dio a la tarea de seguir buscando una oportunidad, hasta que encontró la opción de aplicar como voluntaria con contrato.
“Aplicar a este tipo de voluntariado era como aplicar a un trabajo formal, tuve que generar un curriculum deportivo y en el proceso me voy dando cuenta de que no solo podía ser voluntaria, sino que podía trabajar en el área de gimnasia”, compartió.
Pasaría un año para que Ana Cris pudiera recibir la llamada de los reclutadores, quienes le informaron que había sido seleccionada como coordinadora de gimnasia para París 2024..
“En abril de este año, cuando ya estaba a punto de graduarme de la licenciatura, recibo la llamada de los organizadores de las olimpiadas.
“Me dijeron ‘Ana Cris, nos gustó mucho tu perfil y queremos que te vengas a París ya’”, afirmó.
Ana Cristina recibió su título profesional en junio de este año, y posteriormente viajó a París para sumarse como parte de los coordinadores de Juegos Olímpicos.
“Fue muy duro dejar de ser gimnasta, porque nunca te preparan para la vida después de que renuncias a una pasión".
La labor como coordinadora de gimnasia
“Recuerdo mucho que llegué a París y dije ‘¿y ahora qué?’, me dio un golpe de realidad el saber que iba a trabajar a los Juegos Olímpicos”, expresó.
Ana Cristina se sumó a un equipo de 21 personas que conformaban la planilla encargada de la coordinación de toda el área de gimnasia.
“Mi labor era coordinar 2 gimnasios para entrenamientos, en total había 5; tenía que hablar con las delegaciones y los atletas, organizar los horarios de entrenamiento y verificar que las instalaciones estuvieran en condiciones óptimas”, agregó.
Con un horario laboral que iniciaba a las 7 de la mañana y podía terminar a las 11 de la noche, Ana Cristina reconoció que esta experiencia le brindó la oportunidad de, finalmente, alcanzar el sueño olímpico.
“Me tocó saludar a la delegación mexicana, volver a ver a las gimnastas mexicanas con las que yo también llegué a competir; saludarlas y verlas fue algo muy gratificante.
“Esta experiencia me llevó a desarrollarme profesionalmente, conocer muchas culturas, pero, sobre todo, saber que todo es posible cuando realmente quieres algo”, mencionó.
“Para cualquier atleta de alto rendimiento ir a unos Juegos Olímpicos es un sueño".
Inspira con nueva disciplina deportiva
Actualmente, Ana Cristina se prepara para participar en el Mundial de Iron Man 70.3, en Taupō, Nueva Zelanda como parte de la selección mexicana, que se llevará a cabo de finales de este año.
La deportista incursionó en esta disciplina debido a las lesiones que tuvo en su época como gimnasta.
“A raíz de mi operación en la rodilla me recomendaron empezar con rehabilitación haciendo bicicleta y nadando, así comencé.
“En mi familia siempre hacemos deporte, así que para mí correr era algo muy normal, solo conjunté todo. Hace 2 años fui a mi primera Olimpiada Nacional en el mundo del triatlón, ahora voy por el Iron Man”, apuntó.
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